Era la última noche, ella lo sabía,
no había dejado de amarle pero...
su mente no perdonaba la traición,
y su alma se quebró distante, fría.
Lo deseaba con ternura,
a la vez, con indómita pasión,
más la rabia se apoderaba
y le partía el corazón.
fuiste la luna de sus noches,
de sus días, la inspiración,
eras el más dulce sabor de su boca,
la melodía de su canción.
Que frío éste silencio devastador,
duele el alma, que inquietud!
el lamento es triste compañero,
de un dolor desgarrador,
¿Dónde está aquel frenesí?
dime quien se lo llevó...
es tan cruel éste quebranto!
es que duele...duele, tanto!!
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